Días pasados asistí en el Centro Cívico Francisco de Goya
a la proyección de una película sobre mujeres con problemas y pensé que
podíamos tener una conversación con vosotros, hombres, sobre ese asunto que
tanto nos preocupa de la igualdad entre hombres y mujeres.
Algunos pensáis que ya son iguales, que las leyes amparan
sus derechos, que son mayoría en las universidades, que trabajan en todos los
sectores productivos sin distinciones, que las nuevas generaciones de hombres
colaboran en las tareas familiares, que…¿ qué más quieren?
Otros seguís pensando que iguales, iguales… no podemos
ser porque ellas son más débiles, más superficiales y que ellas tienen unos
intereses diferentes a los hombres y por tanto es normal que ellas se dediquen
a unas cosas que les son más próximas y que nosotros atendamos a otros aspectos
de la vida laboral y familiar como ha sido siempre.
Incluso hay otros, por suerte cada vez menos, que opinan
que el hombre es superior a la mujer y que ésta debe estar sometida al hombre y
seguir sus directrices y si no lo hace pues que se atenga a las consecuencias.
¡Cuántas burradas oímos cada día y cuántas barbaridades
se siguen haciendo en el mundo!